La derrota por 3-0 de Liga en Maracaná frente a Fluminense no fue obstáculo para lograr la Copa Sudamericana, el único torneo continental que le faltaba al cuadro de la Universidad Central.
Los albos festejan la consecución de su tercer título sudamericano en dos años: en 2008 ganó la Libertadores en el mismo estadio Maracaná y ante el propio Fluminense y este año levantó la Recopa al vencer al Inter.
De las tres finales en las que ha salido airoso (también disputó la final del Mundial de Clubes y perdió con Manchester) la de ayer fue la presentación más pálida, más deslucida.
Los últimos minutos fueron los más angustiosos. Fluminense ganaba 3-0 y atacaba desordenadamente a los albos, quienes esperaban con nueve hombres en su cancha tras las expulsiones de Ulises de la Cruz y Jairo Campos.
El árbitro Carlos Amarilla adicionó cuatro minutos y después agregó uno más. Si el ‘Flu’ marcaba un tanto más, el partido se iba a un alargue de 30 minutos.
Por ello, el técnico Jorge Fossati miraba estresado el partido y se paseaba angustiado por la zona técnica. Esos últimos minutos fueron interminables, angustiosos, los más vibrantes de partido.
Sin embargo, cuando el árbitro Carlos Amarilla señaló el final del encuentro, la impotencia y la angustia se transformaron en grandes muestras de júbilo. El mal funcionamiento de los albos en el Maracaná no será recordado, más bien se evocará el logro continental y con el paso del tiempo, este partido se convertirá en leyenda.
Los albos festejan la consecución de su tercer título sudamericano en dos años: en 2008 ganó la Libertadores en el mismo estadio Maracaná y ante el propio Fluminense y este año levantó la Recopa al vencer al Inter.
De las tres finales en las que ha salido airoso (también disputó la final del Mundial de Clubes y perdió con Manchester) la de ayer fue la presentación más pálida, más deslucida.
Los últimos minutos fueron los más angustiosos. Fluminense ganaba 3-0 y atacaba desordenadamente a los albos, quienes esperaban con nueve hombres en su cancha tras las expulsiones de Ulises de la Cruz y Jairo Campos.
El árbitro Carlos Amarilla adicionó cuatro minutos y después agregó uno más. Si el ‘Flu’ marcaba un tanto más, el partido se iba a un alargue de 30 minutos.
Por ello, el técnico Jorge Fossati miraba estresado el partido y se paseaba angustiado por la zona técnica. Esos últimos minutos fueron interminables, angustiosos, los más vibrantes de partido.
Sin embargo, cuando el árbitro Carlos Amarilla señaló el final del encuentro, la impotencia y la angustia se transformaron en grandes muestras de júbilo. El mal funcionamiento de los albos en el Maracaná no será recordado, más bien se evocará el logro continental y con el paso del tiempo, este partido se convertirá en leyenda.
Continúa...
Análisis:
El periodista publica esta nota dentro de las más importantes por el triunfo de Liga, la hace a manera de crónica. Detalla mucho varias aspectos, como la angustia de Fossatti los últimos minutos, lo que hacía el árbitro, también cómo se vivía afuera de la cancha. Esto establece al lector y hace revivir el momento del encuentro. La nota también es bastante subjetiva porque todo queda a la percepción del periodista sin embargo con la descripción que hace ayuda a que el lector pueda imaginarse el momento que se quiere transmitir. La nota al final tiene una lista de lo que pasó cada minuto lo cuál enriquece a la nota.
El Comercio
3/Diciembre/2009
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